Pequeño o Grande: He Aquí El
Emprendedor
Adolfo De Lima
adolfo9769582@gmail.com
ucvemprende@gmail.com
Creo que todos -unos más que
otros- nos hemos preguntado alguna vez: ¿Qué es la vida? A mí me calma la respuesta: “Todo lo que hacemos
para achicar la diferencia entre lo que es y lo que queremos que sea”. No es
más que eso, desde tomar agua para no tener sed hasta cambiar al mundo porque
algo en él no nos gusta, lo que nos mueve día a día, conscientes o
inconscientes de ello, es el querer que algo sea distinto a como es.
He ahí la virtud del emprendedor,
vive por la propia definición de la palabra: Se plantea problemas, genera propuestas
para resolverlos (ideas) y finalmente las hace realidad, conciliando aquella
diferencia entre lo que es y lo que queremos que sea de la mejor manera
posible. El emprendedor no es solo el tipo con una brillante idea de negocios,
es sencillamente una persona que ve un problema y se dedica a resolverlo: Puede
ser un investigador, un político, un profesor, una ama de casa o hasta un
pordiosero; El emprender es una cualidad humana que se ve día a día expresada
en nuestra capacidad de conseguir lo que queremos, de materializar nuestras ideas. De aquí que al emprendedor se le
atribuyan las virtudes de la conciencia, la creatividad, el esfuerzo y la
persistencia: Todas estas no son más que actitudes clave para una vida exitosa
y sin problemas; una vida donde la diferencia entre lo que es y lo que queremos
que sea es mínima.
Pero claro, resolver con un vaso
de agua mi problema de tener sed es un “emprendimiento” de poca monta… ¿Qué diferencia
descubrir la teoría de la relatividad o inventar el iPod de resolver mi hambre
con un cachito? ¿La grandeza de la proeza, los retos enfrentados para hacer
realidad la idea, lo original de la gesta? Grande es el estallido de una bomba
atómica, sin embargo nadie llama a Truman un gran emprendedor por haber
autorizado los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Si superar retos fuese el
fin del emprendimiento en sí, no sería el resultado lo que aclamaríamos sino lo
que se tuvo que hacer para alcanzarlo y, por ejemplo, quienes viven en
condiciones de pobreza extrema deberían ser aclamados, por cada día que
sobrevivan, como grandes emprendedores. Por último, comer con los pies es
bastante “original”, pero dudo que tal escena de por sí sea vista como una
hazaña emprendedora. ¿Entonces, como hay que materializar ideas para que el
acto sea visto como un emprendimiento? Respondo abierto a corrección pero con
convicción: Generar valor es lo que hace la diferencia, es la condición de
suficiencia que sigue a la condición necesaria de materializar tus ideas; las “grandes
ideas” de nuestra historia se caracterizan por dos cosas: Por haber impactado
nuestra realidad y por haberlo hecho de manera positiva.
¿Y qué es generar valor? Es difícil
dar con una definición concreta e indiscutible del concepto de valor, por eso,
por simplicidad, diré que generar valor es actuar de manera tal que nuestro
entorno se vea afectado positivamente. Y la medida de ese impacto define cuan “grande”
es el emprendimiento -fundar una panadería que surte a una comunidad es muy
distinto de fundar Microsoft- Pero aquí hay que frenar y darnos cuenta de que
muchos llamados emprendedores han generado poco valor y muchos inclusive han
fracasado en el intento de hacerlo, entonces:
¿Por qué los llamamos emprendedores?
Porque emprender es un acto de
fe, desde la concepción de la idea hasta su materialización, creemos –pero no sabemos-
que verdaderamente generará valor. Y es esa creencia, esa firme convicción de
que estamos haciendo las cosas bien –y para bien-, la que define si la idea que
estamos tratando de materializar es un emprendimiento o no…
Y pues, grande o pequeño, eso es
el emprendedor: El que trabaja en materializar ideas que generen valor; quien
se dedica a impactar positivamente al mundo.
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