sábado, 22 de noviembre de 2014

Benjamín Matos
@benjamin18ms

Opinión: La espera

Si hay algo de lo que nunca he dudado en mi vida es que los Beatles ha sido la mejor banda musical de la historia, no solo por la forma en la que lograron revolucionar el mundo, sino también por el gran contenido de su música y lo variante de la misma, llevándolos a transformarse en un emprendimiento que quedaría marcado indeleblemente en la historia. Pero ese no es el tema del que les hablaré hoy, nos iremos un poco más adentro de este cuarteto para entrar en lo que para muchos amantes de la música es un tema de extrema delicadeza. Poniendo nuevamente sobre la mesa mi humilde opinión, de estos cuatro gigantes de Liverpool el que más profundo logró pisar en la historia de la música fue Sir Paul McCartney, quien con su sutil bajo y profundas letras logró cautivar a millones. Pero no fue así como se le dieron las cosas a Paul desde el principio…

Este hombre, que para finales de los años 50’s sería tan solo un muchacho sin un rumbo trazado, conocería a su contrapunto musical perfecto (John Lennon) en una fiesta de Liverpool y gracias a su talento al tocar y afinar la guitarra sería aceptado dentro de un proyecto que años después llegaría a lo más alto. Al entrar en la banda de Lennon, el joven Paul no se las vería fácil desde el primer momento. Su falta de protagonismo en el grupo por llegar como un desconocido lo hizo rotar por diversos puestos, y aunque su habilidad en la guitarra era muy buena ya Lennon se había adueñado de dicho instrumento, lo que lo mantuvo como segundo guitarrista hasta la aparición de George Harrison y su inigualable talento ante las seis cuerdas. El bajo se veía como una tentadora opción, pero Lennon le había asignado ese puesto a su gran amigo Stuart Sutcliffe, el cual poseía una gran destreza con los pinceles pero no con la música, pero gracias al liderazgo de Lennon eso no fue un “problema” a primera instancia. Toda esta situación relevó a Paul tras los tambores, lo que lo obligaría a experimentar con las desconocidas percusiones que no entraban dentro de sus conocimientos y gustos musicales.

Nuestro joven ingles supo esperar su momento, teniendo muy claro que era lo que quería, enamorar al público con esas cuatro graves cuerdas. Y fue así como tiempo después Stuart deja la banda para dedicarse a lo que realmente sabía hacer, llenar los lienzos de colores. Dando espacio para que Paul tornara a su posición natural, en donde permanecería por el resto de su carrera como músico.


El talento no lo es todo a la hora de ser exitoso, muchas veces se necesita de paciencia en diferentes medidas como soporte para que luego tus grandes capacidades se den a conocer. Las grandes oportunidades no suelen llegar a la primera, y solo será tu capacidad para manejarte ante los diversos problemas que se te presentaran lo que con el tiempo te permitirá llegar a lo más alto. 

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